El TSJC condena al Ayuntamiento de San Miguel de Abona a pagar 72000 euros a un vecino en diversos conceptos por un asunto de ruidos. 14 noviembre , 2009
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Municipios
Israel Cartaya consigue además que le abonen 12.000 euros por daños morales
EDDC.NET | SANTA CRUZ DE TENERIFE
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![]() Ayuntamiento de San Miguel de Abona. EDDC.NET | La sección primera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJC acaba de condenar al Ayuntamiento de San Miguel de Abona por responsabilidad patrimonial a pagar a Israel Cartaya, vecino del municipio la cantidad de 57,950 euros más 12.000 por daños morales y correr con los gastos de la insonorizacion de su vivienda.
Este es el largo pero interesante testimonio del afectado, que reproducimos a continuación: “el 10 de febrero de 2000 adquiero mi primera vivienda hipotecada en la que residí con mi madre hasta su muerte y en la que aun resido. En los 10 siguientes meses en la parcela contigua a la vivienda a solo unos 10 metros se comenzó a construir una lavandería industrial que comenzó a explotarse en diciembre del mismo año. Desde el 22 de diciembre de 2000 aproximadamente hasta la actualidad vengo sufriendo molestias graves por parte de dicha lavandería. Ruidos, humos, vibraciones, y olores fuertes a gasoil. Que me obligaron a clausurar prácticamente la vivienda y a climatizarla. Aun para dormir es indispensable tapones de oído algunas noches. A pesar de entregar una veintena de denuncias por escrito a lo largo de años al ayuntamiento, innumerables llamadas de teléfono a la Policía. Hasta la fecha de hoy solo se logró que la policía asistiera a la vivienda en dos ocasiones a medir el nivel sonoro. Las respuestas del ayuntamiento se limitaron a comunicar que todo estaba correcto con respecto a la lavandería. En 7 años de denuncias entregadas oficialmente al Ayuntamiento este solo respondió con dos cartas, en una de ellas comunicándome que el nivel sonoro permitido trasmitir al interior de mi vivienda es de 30 decibelios, y que la lavandería emitía 80 decibelios. Pretendiendo acumular pruebas oficiales de los niveles sonoros en mi vivienda solicite por escrito a la Policía, al ayuntamiento y al servicio canario de salud realizaran medidas de ruido. Pero solo conseguí tres documentos oficiales que corroboraran lo que denuncio; una de las dos medias que realizó la policía según el ayuntamiento se extravió, la policía no asistió salvo en dos ocasiones a las llamadas; acudo al el servicio canario de salud que realizo solo un medida que dio positiva a mi favor, pero del resto de las denuncias que le trasmití me respondieron que el asunto no era de su competencia si no del ayuntamiento y por tanto remitían a el mis denuncias. Por no contar con recursos económicos para pagar abogados, no fue hasta principios del 2005 que se formulo una demanda ante el Tribunal de lo contencioso administrativo en contra del Ayuntamiento de San miguel de Abona. Gracias a la asignación del abogado de oficio Gustavo de Jorge Morales; que provisto de las denuncias presentadas por mi como instancias en el Ayuntamiento, tres mediciones oficiales de ruido positivas, firmas de vecinos, fotografías de el humo que emite la cubierta de la lavandería, un reportaje de la Televisión Autonómica de Canarias, y algún articulo de la prensa escrita refiriéndose al caso; redacta demanda en contra del Ayuntamiento. Al que reclama responsabilidad patrimonial por haber permitido la apertura de la lavandería industrial y no vigilar su adecuado nivel de ruidos y vibraciones, imputándose a la corporación local los daños causados por la empresa debido al incumplimiento activo que llevó al otorgamiento de la licencia contrastada con la evidente inactividad del Ayuntamiento en el ejercicio de sus funciones de la policía ambiental. El letrado que me representa solicita al juez considere una indemnización de 12.000 euros por perjuicios morales, 57.950 por depreciación de mi vivienda, y otros 115.900 a cambio del inmueble (tomando como referencia una tasación del inmueble realizada en el 2005), e insonorización de la vivienda entre otros. Como mencioné anteriormente puntualizo que la TV autonómica y prensa escrita se hicieron eco de la situación en octubre del 2005 siendo testigos el equipo de periodistas de los gritos de mi madre que encerrada en su habitación se opuso a abrir la puerta de su habitación para que pudieran grabar las ventanas precintadas con cinta aislante y tela para amortiguar el ruido. Es curioso como desde que los medios de comunicación emitieran información e imágenes del piso y la industria. La Lavandería que ocupa media manzana retiró todo sus anagramas publicitarios expuestos en su exterior. Tres astas con sus banderas y publicidad de largos metros a lo largo de pared de la nave. Quedándose sin algún nombre. Aunque no se pretende responsabilizar a nadie el hecho de que mi madre Mirta Rosa Sánchez González se suicidara en dicha vivienda el pasado 14 de noviembre del 2006 ya que padeció desde pequeña de esquizofrenia. Es tan justo como cierto decir que a raíz de agravarse la calidad de vida en mi hogar producida por el ruido insoportable que emite por la lavandería. La esquizofrenia que había padecido mi madre casi toda su vida que consistía solamente en crearse fantasías para no ver y sufrir algunas realidades tristes propias de la vida cotidiana; se agravo irremediablemente a la par que se sucedían dichas molestias. La fantasía que se había creado para dar color a la vida paso a ser una interminable depresión; largos tratamientos de medicamentos indicados por psiquiatras, y continuos ingresos en el hospital cuando mi madre llevaba casi 10 años sin medicación y sin necesidad de visitar al psiquiatra. A lo largo de los últimos dos años hasta que se suicidó en la vivienda. Además de las denuncias ante el Ayuntamiento de redacción más corta, formales, explicitas y burocráticas sobre el daño que causa la lavandería, también mas de una denuncia (poseo con sello de entrada al ayuntamiento) redacte al alcalde cartas más extensas y personalizadas con la intención de sensibilizarle y que tuviera de primera mano mayor idea de lo que estábamos viviendo. Detallándole las situaciones tensas e insostenibles que se producían en mi hogar producto de las molestias. en ellas suplicaba usara su influencia en el asunto; contándole incluso acerca del el nuevo compartimiento que había adoptado mi madre enferma entre otros como llegar a no quitarse en ningún momento de las 24 horas los tapones de oído, y sus ruegos a dios para que quitara el ruido. A continuación sito textualmente un fragmento de un párrafo de la carta: “no son amenazas, si no advertencias. Repito. Tenemos situaciones realmente tensas, y todo tiene su limite. Hemos pensado hacer innumerables locuras con el único fin de solucionar el problema; desde pintar las ventanas del piso con protestas, hasta llamar la atención de los medios de comunicación. No quisiéramos pasar por mas situaciones incomodas, ni mucho menos que en el peor de los casos esta situación tenga un final desagradable. Nunca recibí respuesta a esas suplicas escritas al alcalde”. En la actualidad la lavandería continúa emitiendo ruidos de forma irregular. Y aunque parece que intenta controlarlo en ocasiones coincidiendo con puentes y festivos casualmente aumenta el ruido, por lo que esperemos que esta sentencia del TSJC acabe con todo esto. |
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